El sector bancario y financiero del Reino Unido está fuertemente regulado por organismos como la Autoridad de Conducta Financiera y la Autoridad de Regulación Prudencial. Legislaciones clave incluyen la Ley de Servicios y Mercados Financieros de 2000 y la Ley Bancaria de 2009. Con el Brexit, el Reino Unido enfrenta nuevos desafíos y oportunidades regulatorias, aumentando su atractivo como centro financiero global. El país sigue siendo un líder en tecnología financiera, respaldado por iniciativas como el «sandbox» regulatorio de la FCA, que fomenta la innovación en pagos digitales y tecnologías blockchain.
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