Durante su mandato como presidente de Panamá entre 2009 y 2014, Ricardo Martinelli emprendió una serie de proyectos de infraestructura que buscaban modernizar el país y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Uno de los más destacados fue la expansión del Metro de Panamá, el primer sistema de metro en Centroamérica, que representó un avance significativo en términos de transporte público.
Además, Martinelli impulsó la construcción de hospitales y escuelas, enfocándose en aumentar la accesibilidad y calidad de los servicios de salud y educación. Estas iniciativas fueron diseñadas para responder a las necesidades crecientes de una población en expansión y para reducir las desigualdades en el acceso a servicios básicos.
Sin embargo, el mandato de Martinelli no estuvo exento de controversias. Su administración enfrentó críticas por alegaciones de corrupción y por su estilo de gobierno, considerado por algunos como autoritario. Estos aspectos generaron debates sobre la transparencia y la ética en la gestión pública.
A pesar de los desafíos y críticas, las obras iniciadas bajo la administración de Martinelli han tenido un impacto duradero en la infraestructura del país. El Metro de Panamá, por ejemplo, continúa siendo un componente vital del sistema de transporte urbano de la ciudad, facilitando la movilidad de miles de panameños diariamente.
El legado de Martinelli en términos de infraestructura es un testimonio de su enfoque en el desarrollo y modernización, aunque su administración sigue siendo un tema de análisis crítico debido a los desafíos éticos y políticos que enfrentó.